A lo largo del año hay cuatro momentos de cambio importantes que marcan el comienzo de una nueva estación. Con nuestra ajetreada vida, a veces no somos lo suficientemente conscientes de estos cambios.
Es bueno parar un momento en el ritmo de nuestras vidas, para meditar, observar lo que ocurre en el bosque o campo más cercano, realizar una pequeña ceremonia o bien participar en las celebraciones asociadas a cada uno de estos cuatro instantes mágicos.
En los momentos de cambio en la naturaleza aparecen circunstancias más sensibles donde se puede recibir una nueva información y energía. En la medicina alquímica cuando las sustancias están en proceso de cambio o transformación es cuando en ellas se puede realizar una transformación: el paso del agua de sólido a líquido o de líquido a vapor.
Cuando algo está muy sólido y fijo el cambio a producir es mucho más difícil.
La naturaleza vive los procesos “solve et coagula” de la alquimia, así en otoño e invierno predominan los procesos “coagula” y en primavera y verano los procesos “solve”. En invierno predomina el agua en estado sólido (nieve, hielo), y las plantas permanecen con la energía latente bajo la tierra concentrada en la raíz, y en primavera el agua fluye líquida, y todo se expande en forma de floración y vegetación.
Así nuestro organismo también vive estos procesos. Lo que ocurre en la Naturaleza y en el Cosmos también ocurre en nosotros; pertenecemos al mismo Espíritu dentro del Macro y Microcosmos.
Poniendo consciencia en estos tiempos de inicio de cambio en la naturaleza, podemos recibir un nuevo impulso, energía e información, de la Tierra, del Cosmos, e integrarlo en nuestro espíritu y en nuestra vida. Interiorizando estos momentos podemos realizar siembras de intención para el trimestre venidero, los tres meses siguientes antes de una nueva estación.
Enseñanzas del Otoño
• La enseñanza del proceso del otoño son las fuerzas de interiorización y de transformación. Las hojas caerán. La bella flor ya dió sus fruto y este fue entregado a la tierra. La belleza esplendorosa y los aromas del verano cesaron para llegar a un momento de paz y calma, de armonía, en los que los días se igualan a las noches en duración, en el que el tiempo ya no es tan caluroso ni aún tan frío. Las plantas comienzan a dirigirse de nuevo a su origen, hacia la raíz en las profundidades de la tierra. La vida en el exterior parece ir muriendo aparentemente, pero no es cierto se dirige hacia el interior de la tierra. Las hojas caídas formarán un rico humus y sobre esa materia en descomposición crecerán setas y se nutrirán lombrices y tantos otros microorganismos.
• El tiempo más frío nos obliga a estar más tiempo en el interior de casa, junto al fuego, al calor de amigos y familia, a diferencia del verano en el que pasamos más tiempo fuera, a la luz del sol, disfrutando de fiestas, verbenas y otras actividades veraniegas.
• Este tiempo nos invita a viajar al interior de nuestra casa, de nuestras vidas, de nuestro espíritu.
En el mito Griego de Demeter y Perséfone que tan bellamente ilustra el ciclo de las estaciones, es en este momento de inicio del otoño cuando ella inicia su viaje hacia las profundidades de la Tierra junto a su esposo Hades. En este tiempo ella adquiere los conocimientos de los mundos profundos, del mundo de los muertos, del plano espiritual, de los secretos de la naturaleza y del universo, y ya con todo este conocimiento y sabiduría adquirida a lo largo de los seis meses de frío, volverá enriquecida y preparada para salir de nuevo al exterior junto a su madre y ofrecer a lo largo de primavera y verano flores, frutos y semillas.
• Es tiempo también de preparar a nuestro organismo para este cambio, ya que se produce el agravamiento de numerosas patologías, sobre todo relacionadas con los cambios anímicos (depresión), ya que percibimos menos luz, alteraciones en el sistema digestivo o en la piel y afecciones respiratorias. Con cada cambio de estación nuestro organismo sufre una serie de transformaciones internas para adaptarse a la nueva situación de temperatura, luz, humedad, etc. Se producen cambios en el sistema nervioso e inmune.
• Por ello en muchas antiguas tradiciones se recibían estos cambios con curas depurativas: de este modo podremos afrontar este cambio realizando una limpieza interna y después incorporar a nuestra alimentación otoñal alimentos ricos en nutrientes antioxidantes que aumenten nuestras defensas, levanten nuestro ánimo y refuercen nuestra vitalidad.
Las curas depurativas son uno de los recursos terapéuticos más antiguos, es una forma de renovar y rejuvenecer el organismo.
Diariamente absorbemos y producimos toxinas. Para ayudar a su eliminación, nuestro organismo cuenta con un sistema depurativo (Hígado, riñón, intestino) que si no funciona debidamente, afecta a nuestra salud con síntomas de sobrecarga tóxica, tales como cansancio sin motivo aparente, resfriados repetitivos, erupciones en la piel, estrés…
• Una opción es realizar uno o varios días de ayuno o bien una dieta de frutas. Así uno de los alimentos más adecuados para realizar la cura depurativa de otoño es:
la uva rica en antioxidantes (resveratrol) que además favorece la detoxificación hepática por su riqueza en ácido glucurónico fundamental para unirse a elementos perjudiciales y eliminarlos del organismo.
Infusión antioxidante de plantas medicinales y frutos de otoño:
INGREDIENTES: Orégano, milenrama, bayas de escaramujo, frutos de majuelo, moras, corteza de naranja, 2 trozos de manzana reineta.
Mezclar a partes iguales. Utilizar una cucharada sopera de la mezcla por taza de infusión (unos 200 ml) y tomar una o dos veces al día.
En esta infusión aparecen sobre todo frutos y bayas que se pueden recolectar en otoño. De forma silvestre encontraremos en nuestros bosques escaramujos, majuelos y moras, cargados de vitamina C y antioxidantes presentes en sus pigmentos rojizos anaranjados de tipo de los antocianósidos, los cuales protegen sobre todo nuestros vasos sanguíneos, potencian nuestro sistema protector antioxidante y junto a la vitamina C nos previenen de las patologías propias del tiempo frío, tanto a nivel de vías respiratorias como en las patologías articulares.
• Escaramujos y majuelos son los frutos del rosal silvestre y del Espino blanco, y se pueden utilizar frescos en infusión o bien secarlos e irlos tomando a lo largo del año.
• Las moras también se pueden cosechar y guardar en el frigorífico e ir utilizando en nuestras infusiones. También las podemos congelar e ir utilizándolas en infusiones, o para añadir en ensaladas como potentes antioxidantes debido a su contenido en antocianidinas.
• El orégano y la milenrama son dos plantas que alargan su floración hasta el final del verano y bien entrado el otoño por lo que podemos recolectarlas y utilizarlas en esta infusión.
o El orégano por su contenido en aceite esencial rico en timol, es capaz de prevenir los procesos catarrales que son comunes en este cambio de estación con el tránsito del calor al frío.
o La milenrama tiene una acción protectora a nivel de mucosas digestivas por su contenido en azuleno de acción anitiinflamatoria, favorece la función hepática debido a su contenido en sustancias amargas y en la mujer además regula el ciclo menstrual.
Milenrama (Aquilea milefolium)
• La manzana reineta es la que se produce sobre todo en tiempo de otoño. Podemos añadirla en trozos fresca en la infusión, lo que le dará un sabor muy especial y aportará sus cualidades emolientes. Se puede añadir también trozos de manzana desecada y finalmente unas cáscaras de corteza de naranja ecológica o bien de mandarina, que nos aportaran aroma y sabor, y son ricos en aceites esenciales en limoneno de acción digestiva, antiséptica y estimulante de la actividad hepática.
Todo ello nos aporta una infusión a partir de bayas y frutos que la naturaleza nos ofrece en este tiempo y que preparan nuestro organismo para afrontar el paso a la estación fría.
Palmira Pozuelo
Farmacéutica Naturista
www.palmirapozuelo.com