¿Cómo conseguimos desde el enfoque gestáltico aumentar la sensación de bienestar y de satisfacción vital?
El darse cuenta
La principal herramienta que utilizamos es la capacidad de “darse cuenta”, trabajamos en consulta con ejercicios y propuestas orientadas a ampliar nuestra conciencia y la conciencia del paciente. La vida no está exenta de situaciones dolorosas, ante las que podemos sentir mucha dificultad. Si somos conscientes de qué me pasa, cómo lo estoy viviendo, qué es lo que siento, qué necesito, cómo se refleja esto en mi cuerpo o en mi vida, etc. Seremos más capaces de salir adelante y poder afrontar y gestionar las dificultades desde un contacto real conmigo mismo. Lo primero es darme cuenta, lo demás va llegando solo.
Enfoque en el presente
El darse cuenta solo puede suceder en el momento presente, por tanto nuestro trabajo se enfoca siempre en lo que sucede en el presente, aquí y ahora. Podemos estar trabajando un contenido del pasado, pero lo estamos trabajando ahora, yo lo vivo y lo recuerdo así, ahora, en este momento.
Enfoque Holístico
Cuando tenemos delante a una persona, entendemos que es una totalidad, es un organismo vivo, por eso nuestro enfoque es holístico. Si pudiéramos nombrar los diferentes centros en un individuo, podríamos hablar de un centro mental o intelectual, un centro emocional y un centro físico, aunque desde el holismo entendemos que los tres centros están relacionados, es cierto que en cada persona hay centros que están más desarrollados y otros que menos. En terapia también tratamos de ayudar a la persona a conectar con estos tres centros que forman parte del sí mismo, que los reconozca, experimente y sienta cómo se relacionan entre sí.
Puedo darme cuenta de que tengo una idea, creencia o pensamiento, puedo darme cuenta de la emoción que estoy sintiendo ahora y puedo darme cuenta de qué sensación hay en mi cuerpo en este momento, y cómo interaccionan estos tres componentes. Pueden estar en consonancia y darme cuenta (pienso en algo doloroso de mi vida, me siento triste y mi pecho está comprimido) o pueden estar fuera de la conciencia (mi mandíbula esta apretada, pienso en mi jefe y siento enfado), como aprendí que no está bien enfadarse, reprimo o saco de la conciencia esta emoción, pero no por ello esta desaparece, sino que busca la expresión a través del cuerpo (aprieto la mandíbula), esto explica cómo muchos síntomas físicos son en realidad una búsqueda de expresión de algo que me sucede y de lo que no soy consciente, por eso intentamos traer todo a la conciencia, pues es la única manera de que lo podamos gestionar, es más, de ser libres, “ser conscientes, darnos cuenta, nos hace libres”. Si no se lo qué me pasa, ¿cómo voy a poderlo resolver? Esto puede parecer muy básico, pero desgraciadamente es muy común, se podría afirmar que ninguno de nosotros hemos sido educados o formados para comprender nuestro mundo emocional, para expresarlo o para reconocer en el cuerpo las sensaciones que tenemos. En cambio en el plano mental nos solemos desenvolver bastante bien; y sí, hay terapias y psicoterapias que se centran casi exclusivamente en el plano mental, o incluso también en el emocional, pero de algún modo están compartimentando a la persona y dejando fuera aspectos que son clave para poder resolver y abordar las dificultades del paciente, su búsqueda personal y su autoconocimiento.
En consulta, nuestro abordaje es emocional y corporal, por eso planteamos ejercicios y propuestas vivenciales, que nos ayuden a encarnar lo que nos sucede, después lo elaboramos desde lo cognitivo o desde la mente, pero si solo elaboramos desde la comprensión mental corremos el riesgo de quedarnos en laberintos sin salida, y podemos ocasionar algún que otro dolor de cabeza. Digamos que nuestro concepto de comprensión, incluye la comprensión emocional, física y mental de lo que nos sucede.
Ampliar el Autoconcepto y Flexibilizar el Carácter
Otra faceta importante de nuestro trabajo es el trabajo con el carácter, todos hemos desarrollado un carácter a lo largo de nuestras vidas, el carácter se va creando a través de las vivencias que vamos teniendo, la familia en que crecimos, es un aspecto importante que influye en el desarrollo y creación del carácter (lo que estaba permitido y lo que no, los deberías, lo que está bien y está mal, lo que nos premiaban o castigaban, la atención y el afecto que hemos recibido, cómo y cuándo lo hemos recibido, etc). Retomando el ejemplo anterior, esta persona creció en un clima en el que el enfado estaba mal visto, mal valorado y reprimido, en su casa nadie expresaba enfado aunque se traspasaran los límites, digamos que todo valía. “No te enfades”, “esto no es tan grave, no le des importancia”, “no te pongas así que está muy feo”, “no te ha hecho nada”, son mensajes que ha podido recibir esta persona a lo largo de su infancia. En su carácter probablemente, el contacto con la violación de sus derechos, la invasión de su intimidad o la agresión, esté mermado, y esta persona permite y traga que los demás abusen de él porque no está bien enfadarse. Lo que no sabe es que él se enfada, no se ha dado cuenta con la mente, y tampoco puede reconocer la emoción, pero su cuerpo sí lo sabe y por eso aprieta las mandíbulas o los puños, o contractura su pecho o su espalda… Y nosotros le ayudaremos a tomar conciencia a través de su cuerpo, de todo lo que hay en su interior y de dónde viene. De esta manera él puede ser libre de gestionar su enfado como desee, aprender a poner límites, a ser asertivo, o incluso tragárselo porque le conviene, pero su respuesta ya no será automática y rígida como lo es el carácter, porque el trabajo terapéutico amplía la gama de recursos para manejarnos y flexibiliza el carácter aprendido. Este aprendizaje solo puede suceder a través de la experiencia o de encarnar, y poder incorporar que una respuesta diferente funciona porque la he vivido (si tras este proceso de ir dándome cuenta, me animo a decirle a mi jefe que no es necesario chillarme para darme instrucciones y el jefe cambia su actitud, mi comprensión de la nueva experiencia no será solo mental, sino emocional y corporal y esto hará que se quede más y mejor grabada ampliando mi repertorio de recursos). Una frase muy a cuento de Fritz Perls, el padre de la terapia Gestalt, dice: “ la situación es la que manda” (no la respuesta automática del carácter)
Un lugar seguro para poder practicar respuestas nuevas y diferentes, es el espacio terapéutico. Después lo puedo ir incorporando a mi vida, porque ya SÉ que funciona.
Terapia Individual
Terapia Individual. Acudimos a terapia cuando no sabemos afrontar una situación dolorosa concreta, a veces porque no nos sentimos del todo satisfechos con nuestras vidas y no sabemos muy bien qué falla, cuando se nos agotan los recursos y ya lo hemos intentado todo para resolver una situación o conflicto, nos sentimos perdidos o en una situación sin salida. Como ves, las situaciones que describo son muy normales a lo largo de la vida de cualquier persona, o sea no hace falta tener un trastorno grave para acudir a terapia, ni un diagnóstico clínico de algún cuadro grave, ni ninguna enfermedadLa vida de una persona está, por desgracia e inevitablemente, llena de momentos difíciles, de baches y cruce de caminos, de dudas y dificultades, de conflictos internos y también externos, de separaciones, experiencias dolorosas etc… Digamos que la vida puede tener momentos o etapas de “color de rosa”, y otros momentos o etapas que se tornan más oscuras. Quien diga lo contrario miente.
El dolor es parte de la condición humana, al igual que el disfrute y el placer. De hecho el ser humano como especie está diseñado para sobrevivir al dolor, lo que pasa es que muchas veces convertimos el dolor en sufrimiento o sentimos que es demasiado duro cargar solos con lo doloroso. Para estos momentos es para cuando está indicada la psicoterapia, es tan sencillo como si notas una molestia en tu cuerpo y esta permanece, no desaparece o incluso se agudiza ¿a que vas a un médico? ¿a que no te sientes enfermo, ni debilucho, ni poco fuerte por acudir a un médico? No importa lo que has respondido, te comunico que no hay que estar loco, trastornado, enfermo o desequilibrado para acudir a un terapeuta.
Si tienes un dolor o una herida emocional, una situación que te genera malestar emocional o síntomas derivados de una faceta vital con la que no estás satisfecho, emociones fuertes que no sabes manejar, te sientes perdido, no sabes hacia dónde ir, cómo afrontar lo que te está pasando, te sientes solo y no sabes cómo buscar compañía ahí fuera en el mundo, o tus relaciones no te satisfacen o son conflictivas, o si simplemente quieres sacarle más jugo a tu vida y sentirte más dichoso,... Cualquiera de estas situaciones y muchas más, son buenos momentos para acudir a terapia.
“En el dolor está el maestro” Si sabes qué hacer con el dolor podrás transformarlo y transformarte, si te quedas enganchado a él, te quedarás estancado y bloqueado en tu crecimiento. Nadie quiere que nos sucedan situaciones dolorosas, pero si suceden ¿por qué no aprovecharlas para salir de ellas más fortalecid@s y con mayor potencial? En esto consiste el proceso de la psicoterapia.
La palabra crisis, implica a la vez un peligro (porque se produce un cambio radical o ruptura de algo) y a la vez implica oportunidad (porque este cambio o ruptura es una oportunidad para crear algo nuevo). El peligro es lo que te trae a la consulta, la oportunidad es el proceso terapéutico.